Ahora mismo, tu y yo, aqui, compuesto uno a uno de atomos,
en esta gran roca redonda con un centro de acero liquido, atados a ella por
esta fuerza con la que tanto problema tengo, llamada gravedad, todo esto
mientras giramos a 107, 826 kilómetros por hora, girando alrededor de la via láctea
a 965 606 kilómetros por hora en un universo que parece estar persiguiendo su
propia cola a la velocidad de la luz; en medio de tanta preocupación, con total conciencia
de nuestro fin – vaya forma de decir que moriremos-, nos acercamos uno al otro. Algunas veces en
busca de nuestro ‘igual’, algunas otras por
razones que aun no podemos entender, pero muchas veces salimos solo a expresarnos, a darlo todo, sin esperar nada a cambio. ¿no
es extraño? ¿Raro? ¿no es acaso lo suficientemente bizarro ya? ...
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