0

Donde nos esperan

"Siempre acabamos llegando a donde nos esperan". - "El Viaje del Elefante", José Saramago
La vida no deja de sorprenderme. Cómo todo puede cambiar en un segundo, cómo todo se va encaminando y nos va llevando a un lugar que desconocemos, pero que, seguramente, sea a donde tenemos que llegar. Estos últimos días estuve reflexionando sobre los cambios que atravesamos a lo largo de la vida, tanto en los personales como en los ajenos, y pude ver muchas cosas. Ante determinadas situaciones o circunstancias, nos podemos sentir raros, tristes, angustiados, hasta perdidos, pero después de un tiempo, una vez atravesada la tormenta, empezamos a ver las cosas con mayor claridad, hasta que aparece la luz. Nos damos cuenta de que por algo fue todo lo que vivimos, hubo un motivo por el cual esa persona, relación, ese trabajo, momento o situación llegó a nuestra vida. Por algo nos tocó vivir esa circunstancia, estar en ese lugar, ocupar determinado espacio. Cuando frenamos y miramos dónde estamos y dónde solíamos estar, nos damos cuenta de que aquello que nos perturbó nos llevó a ser quienes somos hoy en día. Logramos ver que las historias que vivimos, aunque algunas nos hayan causado dolor, nos hicieron fuertes en algún aspecto, pero, simplemente, en ese tiempo no pudimos tomarlo de tal manera. La vida trata de experimentar cosas, así: aprendemos, nos equivocamos, caemos, nos levantamos y después seguimos; a veces sin rumbo, otras con un poco de claridad, algunas con un objetivo concreto. Todo en la vida tiene una razón de ser, creo que es una preparación para nuestro “Yo” de hoy y de mañana, para ir formándonos como personas, para ser capaces de elegir nuestro rumbo o para salir de aquél en el que estábamos y en el que no éramos felices. Por algún motivo que desconocemos, pasamos por situaciones, relaciones, momentos, circunstancias que nos van preparando. Recuerdo la frase que le dice Romeo a Julieta, en la tragedia del escritor William Shakespeare: “Soy un juguete del destino”. No sé si el destino existe o no, pensar en el determinismo me hace sentir que no tengo libertad, pero esa frase se ajusta en algo a lo que expuse hasta ahora si tenemos en cuenta que, muchas veces, no encontramos explicación a cosas que suceden, simplemente ocurren y por más que intentemos explicarlas, no siempre encontramos un fundamento lógico y racional. Pensé en la vida como un rompecabezas, donde las piezas están mezcladas, separadas. Al intentar armarlo vamos uniendo algunas, un par encajan y otras no, las vamos reemplazando por otras, hasta encontrar la perfecta y, así, sucesivamente, hasta formar una imagen. Cada parte se va uniendo con el todo y, de a poco, aunque nos lleve tiempo y perdamos la paciencia en el intento, logramos juntar a todas ellas. La vida es así para mí. Tratamos de armar nuestro propio rompecabezas, de ir uniendo las piezas, cuando éstas no encajan las sustituimos por otras, hasta lograr acercarnos cada vez más a un todo perfecto. Si hay algo de lo que estoy seguro es que, tarde o temprano, todo resulta como tiene que ser, como dijo el escritor José Saramago: “Siempre acabamos llegando a donde nos esperan”.
 
Copyright © Mente & Corazón