Ahora me doy cuenta de que siempre había tenido una idea equivocada acerca del significado del amor platónico. Lo pensaba como el amor que no se llega a expresar abiertamente, que es una ilusión o que se da cuando, por ejemplo, los enamorados se encuentran geográficamente lejos uno del otro.
Gracias a Enrique Bonavides, mi maestro, me enteré de lo profundo que es este concepto, así como de la belleza de su significado, el cual, si me permites, te comparto.
En la descripción platónica del amor hay cinco diferentes etapas:
1ª etapa: el amor entra por los ojos. El amor es un fenómeno visual; no es tu inteligencia, tu cultura o tu educación lo que me enamora de ti. Te veo y creo que quizás es tu cuerpo, tu cara, tus ojos; y a través de lo que veo, entras en mí y me seduces, te anhelo, te idealizo. A partir de ese momento y desde que me levanto, mi mente y mi atención sólo están en ti.
En una escala entre el 0 y el 10, tú significas un 10 y mi propio mundo (trabajo, estudios, pasatiempos) se reducen a 0 en importancia. Es decir, en este momento, el amor, tu manera de pensar o aquello a lo que te dedicas, carecen de valor.
2ª etapa: me enamoro de ti. A pesar de que el tiempo pasa y conozco a otras personas, mi mente continúa en ti. El enamoramiento deja de ser sólo visual y empiezo a enamorarme de lo que eres: de tu entorno, tu trato, tu manera de pensar, tu gusto por la música de Mozart, del cine que disfrutas. Tú ahora eres tú, y a ello se suma todo lo que está en ti. Cuando no estás aquí escucho tu música o prefiero lo que me recuerda a ti. En la escala, ahora eres un 7 y lo que hace referencia a ti es un 3. No significa que te he dejado de querer, sino que el amor comienza a transformarse y a expandirse.
3ª etapa: tu presencia se propaga. Me enamoro de lo que te gusta; el mundo y tú ya no tienen el mismo valor. Me doy cuenta del regalo que me has dado al despertar en mí el gusto por Mozart, acudir a las salas de concierto, compartir este gozo con otras personas. A través de todo esto, me enamoro de ti. Tu presencia comienza a dispersarse en todo. En esta etapa tú eres un 5 dentro de la escala de 10 y tu mundo el otro 5.
4ª etapa: la interpretación. A partir de ahora interpreto el mundo en el que estoy, comienzo a enamorarme de toda la música clásica, de Bach, de Beethoven y valoro más esto que me has regalado. Puedo sentir lo que hay detrás de la música, el juego de tonos y silencios; distingo la armonía, la perfección, la secuencia, de tal manera que puedo vincularlas con nuestra relación. En la escala tú te conviertes en un 3 y tu mundo, que ya es mi mundo, en un 7.
5ª etapa: te integras a todo. Es la sublimación del amor. Te amo y ya no te puedo ver sólo como persona, con un cuerpo, inteligencia y una manera de ser; sino que te has fundido de tal manera en mí, que estás en todo. Escucho una melodía y apareces aunque no te pueda asir.
Pues este es el amor platónico, cuando me doy cuenta de que has sido el camino a través del cual me enamoré de mí y de la vida. Y gracias a que me encuentro, gozo y me gozo. Cuando llega este momento, el mundo es un 10 y tú eres un 0, aunque el centro absoluto de todo eres tú. Hay una unidad entre el yo, el mundo y el tú.
Dice Platón que en la vida no hay nada permanente, todo cambia de ayer a hoy, y de hoy a mañana. Así es... Si bien no se tienen que cumplir las cinco etapas, todos nos encontramos en una u otra. Lo interesante me parece, es que no se trata sólo del amor en el ámbito erótico. Se aplica a cualquier relación, incluso a la que se tiene con un hijo. Poder amar la vida y ver a los seres amados en todo es la expresión más alta de este sentimiento.
0 instantes:
Publicar un comentario